... ciertos ruidos hacen que se nos ponga la carne de gallina?
El hecho de que los ruidos estridentes produzcan un efecto tan poderoso tiene que ver con la necesidad humana de sonidos armónicos. A todo el mundo sin excepción le resulta desagradable que le hiera el tímpano una mezcla de sonidos completamente inarmónica. El pelo se eriza y se nos pone carne de gallina. Se trata de un reflejo que en tiempos inmemoriales, cuando el cuerpo humano aún estaba cubierto de espeso pelo, cumplía una importante función. Con los pelos de punta uno parecía más grande, lo que seguramente impresionaba al enemigo. Al oír ruidos desagradables, nuestro oído los relaciona de uno u otro modo con el peligro. El oído los considera gritos de alarma. Hay dos rasgos característicos tanto de los gritos de alarma como de todos los ruidos especialmente desagradables: son disonantes y se emiten en una frecuencia alta. Ya no nos acechan tantos peligros en la vida cotidiana, pero los antiguos reflejos que antaño, eran vitales para la supervivencia siguen funcionando todavía.